Lee el siguiente
fragmento:
EL CABALLERO CARMELO
VI
Dos días
estuvo el gallo sometido a toda clase de cuidados. Mi hermana Jesús y yo le
dábamos maíz, se lo poníamos en el pico: pero el pobrecito no podía comerlo ni
incorporarse. Una gran tristeza reinaba en la casa. Aquel segundo día, después
del colegio, cuando fuimos yo y mi hermana a verlo, lo encontramos tan decaído
que nos hizo llorar. Le dábamos agua con nuestras manos, le acariciábamos, le
poníamos en el pico rojos granos de granada.
De
pronto el gallo se incorporó. Caía la tarde y, por la ventana del cuarto donde
estaba, entró la luz sangrienta del crepúsculo. Acercóse a la ventana, miró la
luz, agitó débilmente las alas y estuvo largo rato en la contemplación del
cielo. Luego abrió nerviosamente las alas de oro, enseñoreóse y cantó. Retrocedió unos pasos, inclinó el tornasolado
cuello sobre el pecho, tembló, desplomóse, estiró sus débiles patitas
escamosas, y mirándonos, mirándonos amoroso, expiró apaciblemente.
Echamos
a llorar. Fuimos en busca de mi madre, y ya no lo vimos más Sombría fue la
comida aquella noche. Mi madre no dijo una sola palabra bajo la luz amarillenta
del lamparín, todos nos mirábamos en silencio. AI día siguiente, en el alba, en
la agonía de las sombras nocturnas, no se oyó su canto alegre. Así pasó por el
mundo aquel héroe ignorado, aquel amigo tan querido de nuestra niñez: el
Caballero Carmelo, flor y nata de paladines y último vástago de aquellos gallos
de sangre de raza, cuyo prestigio unánime fue orgullo, por muchos años, de todo
verde y fecundo valle de Caucato.
ABRAHAM
VALDELOMAR.
Responde
las siguientes preguntas:
1 ¿Qué hizo “El Carmelo” antes de morir?
2 ¿Por qué la tristeza reinaba en la
casa?
3 ¿ “E l Carmelo” es llamado el
héroe ignorado? ¿Por qué?
¿Qué harías si te pasara algo parecido?